Durante la mañana de este martes 22 de agosto, en las dependencias del Centro Cultural Municipal de Coyhaique, se dictó la Charla Magistral “Áreas Protegidas y Comunidades Portal: experiencias internacionales y recomendaciones”, desarrollada por Jim Barborak, quien mantuvo la atención de una sala llena durante dos horas, compartiendo sus recomendaciones para las áreas protegidas del país y la región, a partir de su experiencia de más de 40 años en 30 países.
Jim Barborak es un renombrado especialista en conservación y turismo sustentable, actual asesor senior del Centro de Manejo de Áreas Protegidas de la Universidad Estatal de Colorado y miembro activo de la Comisión Mundial sobre Áreas Protegidas. Su trabajo se centra en la capacitación y formación de personal conservacionista en ámbitos de planificación, gestión, financiamiento y gobernanza de áreas protegidas, como también en ecoturismo, mitigación y adaptación al cambio climático, conservación y manejo de fauna.
Su visita es gracias a la adjudicación de una beca Fulbright, otorgada por el Departamento de Estado de Estados Unidos, por el proyecto “Fortalecimiento de capacidades en áreas protegidas de la Patagonia chilena” postulado por el Programa Austral Patagonia de la UACh, gracias al cual el especialista tendrá una serie de actividades en país durante un mes, apoyando diversos espacios de capacitación e investigación. Tras una semana en Valdivia, Jim Barborak visita la Región de Aysén para desarrollar, en el Parque Nacional Cerro Castillo, un proyecto de investigación en turismo y áreas protegidas, además de realizar actividades formativas con distintos actores asociados al turismo sostenible, la gestión de áreas protegidas y conservación.
Este martes, en una charla magna convocada por el Programa Austral Patagonia y el Campus Patagonia de la Universidad Austral de Chile, junto con la Estrategia de Comunidades Portal de las áreas protegidas de la Patagonia chilena, Jim Barborak aprovechó de revisar la situación de nuestro país en materia de áreas protegidas y conservación: “Latinoamérica no anda tan mal en el papel y Chile, particularmente esta región de Chile, tanto en mar como en tierra, ya sobrepasa las metas mundiales. A diferencia de otros países y regiones donde hay mucho que hacer en crear áreas protegidas, aquí ya ese panorama cambió. Ahora el problema es pasar de áreas prácticamente de papel, en algunos casos – sin gestión, mucho menos gestión efectiva-, a mejorar la gestión de esas áreas, mejorar su conservación y también a proveer un flujo constante y considerable de beneficios económicos a las comunidades donde se encuentran estas áreas protegidas”.
Además de los beneficios económicos, destaca especialmente la importancia de desarrollar una cultura de recreación al aire libre y valoración de las áreas protegidas, y no solamente como una forma de atraer turistas internacionales, sino también turistas nacionales, y para la recreación y uso de comunidades locales: “Si algo aprendimos con Covid alrededor del mundo es que en los países donde se mantenían abiertos los senderos, las áreas recreativas y los parques, la salud mental empeoró mucho menos que para la gente que estaba recluida en sus casas. Sabemos ahora mucho más que las áreas protegidas no son solamente para el turismo y la recreación, sino que juegan un papel fundamental en la salud física y en la salud mental de las poblaciones alrededor del mundo”.
En las dos últimas décadas, Chile se ha convertido en líder mundial en la creación de áreas protegidas para garantizar el resguardo de ambientes marinos y terrestres. Sin embargo, muchas de estas áreas protegidas han enfrentado importantes desafíos, como bajos presupuestos anuales, falta de planes de gestión y falta de mecanismos que garanticen la participación de las comunidades locales, entre otros. La Patagonia chilena, además de ser un punto de biodiversidad mundial, representa el 89% de toda la superficie nacional bajo la protección del Estado.
Aún así, en términos de financiamiento, Chile está entre los 10 países que menos invierte en la gestión de su biodiversidad, y entre los 14 que menos guardaparques tienen por hectárea protegida. Desde su creación el año 1984, el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE) ha tenido un presupuesto acotado que históricamente ha sido insuficiente para las demandas propias de su función. Además, para el año 2023 la asignación de recursos para esta entidad fue un 21% menor respecto al presupuesto 2022.
Al respecto, Jim Barborak menciona la importancia de tomar medidas sencillas que brindan confort y seguridad a las personas que visitan las áreas protegidas: “Hay mucho que se puede hacer que es sencillo. No se trata de centros de visitantes de millones de dólares. No se trata siempre de caminos pavimentados y aeropuertos mejorados. Encuesta tras encuesta de visitantes locales, nacionales e internacionales a las áreas protegidas de América Latina muestran que la primera respuesta es: baños que no dan asco. Esa es la primera respuesta. No tiene nada que ver con senderos, interpretación, mejores guías, no. Lo más importante para los visitantes son baños decentes”.
Por otra parte indica la importancia de habilitar senderos seguros: “El peor sendero es donde es tan malo que pasas todo el tiempo viendo para abajo, por temor de tropezar ¿Qué viste? No vi nada. Porque, para evitar caer, he pasado todo el tiempo viendo para abajo y no para arriba. Es así como cosas tan sencillas como buenos senderos, rotulación básica, miradores, caminos de acceso mínimos son importantes”.
“Tenemos que hacer las áreas protegidas más amistosas para todos los usuarios y para todos los vecinos. Nunca debe ser a favor del usuario, particularmente si viene de afuera, en contra de los intereses locales. Tampoco debemos hacer algo tan local que olvidamos de las necesidades y los intereses de esas personas que nos visitan desde más lejos. Es fundamental tener ese balance en el turismo local, regional, nacional e internacional”, recalca el especialista.
Revisa la Charla completa en el siguiente video: