Existen ecosistemas que cumplen funciones imprescindibles para el equilibrio ecológico y bienestar humano, y que están escasamente protegidos por la legislación chilena o por el Sistema de Áreas Protegidas del Estado. Es el caso, por ejemplo, de las cuencas de aguas dulce y de ecosistemas que integran las zonas identificadas como refugios climáticos.
Desde el Programa Austral Patagonia promovemos y apoyamos la identificación y caracterización de estos y otros ecosistemas, generando información necesaria para su protección a través de política públicas.
Los refugios climáticos para la biodiversidad son zonas que permiten aminorar los efectos cada vez mayores del cambio climático, y garantizar la persistencia de especies, comunidades y ecosistemas. Su identificación, por lo tanto, puede ser clave para la subsistencia de especies en las condiciones actuales y futuras de clima. Es así que países como Australia y Estados Unidos, la identificación de refugios climáticos es una herramienta usada en la planificación de la conservación, para priorizar las áreas que deben conservarse.
Lagos, lagunas, pantanos, ríos, esteros, arroyos, humedales, entre otros, son parte de los ecosistemas dulceacuícola que constituyen un invaluable activo ambiental y turístico, y que entregan una serie de servicios ambientales fundamentales para el bienestar de las comunidades. En Chile existen 1.251 ríos emplazados en 101 cuencas principales, más de 15.000 lagos y lagunas, una de mayores superficies de glaciares del mundo, además de abundantes ríos, fiordos y caudales en la zona austral. Sin embargo, actualmente existen pocos instrumentos normativos para su conservación y, los que hay, han sido escasa o nulamente implementados.